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Principios éticos rectores

Para Izquierda Unida, la ciudad es el espacio donde se satisfacen las necesidades y expectativas más inmediatas de la ciudadanía, especialmente, aquellas que la mayoría social trabajadora tiene. La ciudad, también, es ahora el espacio donde se establecen experiencias de autogestión ciudadana que tratan de atender y paliar las necesidades tan urgentes que muchas personas tienen. La conjunción de ambos factores nos obliga a adoptar una visión a corto, medio y largo plazo:

  1. A corto plazo: desarrollar medidas que garanticen, aquí y ahora, respuestas y medidas concretas a la emergencia social en la que miles de personas en nuestra ciudad se encuentran. Debemos, por tanto, garantizar una atención urgente a esta realidad garantizando, entre otros, el suministro de servicios básicos y que, en nuestra ciudad ni haya gente sin casa ni casa si gente.
  2. A medio plazo: reapropiación de los espacios y servicios públicos de nuestra ciudad para devolverles la función social que tienen; desde la remunicipalización de servicios públicos, hasta la recuperación de espacios públicos privatizados. La defensa de lo público y lo colectivo se debe situar por encima de los intereses individuales. Frente al modelo de ciudad como espacio dedicado a la especulación para el lucro de unas pocas personas, recuperaremos una ciudad integradora, capaz de ofrecer a toda la ciudadanía espacios para el ejercicio de sus derechos sociales, políticos y económicos.
  3. A largo plazo: redefinir un modelo de ciudad como espacio de empoderamiento y participación de la ciudadanía. De autoorganización de los servicios que garanticen a la ciudadanía tener satisfechas sus necesidades básicas mientras no queden satisfechas por las instituciones públicas que deberían hacerlo.

Conseguir todo esto pasa por recuperar la credibilidad de la acción política y de las instituciones democráticas, especialmente la de nuestro Ayuntamiento, pasa inexorablemente por asumir la ética civil y los valores democráticos en todos los ámbitos, luchar contra la corrupción y hacer política de otra forma, con participación y control de la ciudadanía. Sólo así podrá superarse la separación cada vez mayor entre las instituciones democráticas y la sociedad, los partidos políticos y la ciudadanía. Por todo esto, nuestra praxis se asienta sobre los siguientes principios éticos rectores:

  • Honradez y transparencia. Creemos en un Ayuntamiento que sea referencia en el vínculo entre ciudadanía y administración. Un Ayuntamiento con paredes de cristal, en el que las ciudadanas y los ciudadanos puedan confiar en su práctica, fruto de la sinceridad, la justicia y honradez de sus decisiones.
  • Justicia social. La distribución igualitaria de los bienes que son de todas y de todos, la preocupación por el bien común, por un sistema social que luche contra las desigualdades sociales en beneficio de las personas menos favorecidas, dando a la justicia la categoría de equidad. Pan (renta básica), techo (vivienda) y trabajo (empleo digno y de calidad), expresiones de la preocupación social, se articulan como ejes vertebradores para luchar contra la desigualdad social.
  • Cultura de paz y respeto de los derechos humanos. Conjunto de valores, actitudes y comportamientos que reflejan el respeto a la vida, al ser humano y a su dignidad, poniendo en primer plano la defensa de los derechos humanos, el rechazo a la violencia en todas sus formas y la adhesión a los principios de libertad, justicia social, democracia, tolerancia, solidaridad, cooperación, pluralismo, diversidad cultural, diálogo y entendimiento a todos los niveles entre los pueblos, los colectivos y las personas.
  • Igualdad de género. Sin feminismo no hay democracia. La igualdad no puede quedar sólo relacionada con la distribución de los bienes, de los derechos y de las obligaciones, sino también en relación a la participación de las mujeres como sujetos sociales en la determinación de las reglas y nomas que rigen la sociedad. Superar el patriarcado como forma de dominación de las mujeres resulta esencial para construir una sociedad verdaderamente democrática. Se torna urgente, por tanto, fomentar la igualdad de derechos y oportunidades de hombres y mujeres; promover el empoderamiento de las mujeres y erradicar la violencia contra ellas en todas sus formas.
  • Defensa del medioambiente. Partiendo de un reconocimiento de los derechos de la naturaleza que incluya no sólo la protección medioambiental, sino el reconocimiento de la naturaleza como sujeto con derechos. Avanzamos, así, en la definición de una nueva relación entre la ciudadanía y el medio ambiente. En esta relación la agricultura social o nuevos modelos energéticos, por ejemplo, aparecen no sólo como fuentes generadoras de empleo, sino como factores esenciales en el respeto de los derechos de la naturaleza y de la ciudadanía al abordar cuestiones como la soberanía alimentaria y energética.
  • Laicidad. Garantizando la independencia efectiva del Estado, en este caso del Ayuntamiento como parte del mismo, con respecto a cualquier confesión religiosa o ideología particular, asegurando, así, la neutralidad ideológica de las administraciones públicas.

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Programa de Gobierno de Izquierda Unida para Córdoba

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