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Democracia participativa

Si los acuerdos del 78 están superados, ampliamente desbordados por la realidad diaria y si, al mismo tiempo, la derecha y/o el bipartidismo no sólo proyectan, sino que han puesto en práctica una reforma constitucional, en términos de involución económico-financiera y democrática, la elaboración de una propuesta de democracia participativa se convierte en una pieza clave para abordar la configuración de un nuevo modelo de ciudad y de país, un nuevo modelo de ciudadanía activa.

Con este propósito se debe impulsar un amplio encuentro social en torno a una serie de medidas de transformación democrática, frente a la involución y al bipartidismo. Junto a la democracia representativa, es preciso poner en primer término, tal como ampara el artículo 23 de la Constitución Española, la democracia directa y su más amplio desarrollo. Entre otros, uno de los elemento de esta democracia directa es la regulación de la participación social en los mecanismos institucionales públicos.

La democracia participativa no se agota sólo en los presupuestos participativos; hay que apostar por más herramientas para la toma de decisiones: consejos ciudadanos vinculantes, participación ciudadana en las empresas públicas, en la planificación urbanística, etc. Además, podemos poner en valor que el desarrollo de estas herramientas municipales ha sido, en muchos casos, un logro de Izquierda Unida.

Por otro lado, una de las causas que provocan el distanciamiento entre la gente y la política es el cúmulo de ejemplos de corrupción de algunos gestores de las instituciones, así como las relaciones de los agentes económicos y sociales con estas instituciones. La exigencia de un comportamiento ético de las empleadas y empleados públicos empezando por las personas con cargos públicos, representativos o funcionariales, debe ser regulada de manera estricta y ser aplicada sin acepción de personas en todos los casos. Junto a la aplicación de las sanciones correspondientes a las personas infractoras, es preciso realizar una política preventiva, empezando por dotar de la máxima transparencia a todas las actuaciones públicas.

En la historia de Córdoba, Izquierda Unida fue pionera en la puesta en marcha de elementos para el desarrollo de una democracia plena y participativa: en la gestión de los bienes públicos dependientes del Ayuntamiento; en la extensión de prácticas de autogestión; en el fortalecimiento de las redes ciudadanas; en ejemplo de coherencia, honestidad y ausencia de casos de corrupción.

Pero hoy, más que nunca, necesitamos recuperar aquel ejemplo, necesitamos dar respuesta a nuevas demandas y mecanismos de participación. Necesitamos, en definitiva, una democracia efectiva. Sin democracia en la calle, en la escuela, en las organizaciones sociales, en las instituciones, etc. no podremos frenar la situación provocada por la crisis económica, gobernada por los poderes financieros.

En una verdadera democracia sólo es posible una auténtica participación por parte de la ciudadanía mediante el acceso a la información y mediante el uso de la capacidad de toma de decisiones. Existe, por tanto una relación directa entre el acceso a la información y la participación ciudadana. Así, con el propósito de avanzar en la democracia participativa debemos garantizar que la ciudadanía puede acceder, en igualdad de condiciones, a todo tipo de información que se encuentre en poder del Ayuntamiento o de cualquier entidad privada que realice funciones públicas.

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Programa de Gobierno de Izquierda Unida para Córdoba

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